Ir al contenido principal

Ni melodías, ni palabras

Bajo el asfalto
asoman los adoquines.
Bajo estos
asoma la cal
y el arena.
Ahí
antes
hubo
floridos
arbustos,
acequias
con berros
y vegetales.
Olia a boldos,
humo
de rukas
y guano
de pajaros.
Chacras
regadas por
el Mapocho.
Ahora es pestilencia
de escapes
a petroleo,
bocinazos.
Llegaron armados
y ya no hubo
pastizales
ovejas o kiltros.
El humo
de las rukas
no inundo
de olor a leña
las llanuras.
El Huelen
ardió por los
cuatro costados.
Las asequias
transparentes
no llenaron
de lodo
el juego
de los peñis.
Despues de las
carretas
y tranvias
se rasgo
la tierra
y las vegas
se llenaron
de trenes
subterráneos.
Nos fuimos
hundiendo
metiendonos
para adentro
y mi risa nunca
mas fue de otros
y sus llantos
fueron ahogos.
Todo esto sucedio
después de adoquinar
la tierra,
de asfaltar
los adoquines.
Crecieron los rascacielos
amurallaron el rio
sellaron con hormigon
los causes transparentes.
Arrinconaron los bosques
y los miles
los millones de habitantes
nos fuimos quedando
solos.
En la soledad
del individuo
y tu con tus melodias
y yo con mis palabras
no pudimos
hacer nada.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

A que huele tu nombre

Si tu nombre huele a solfeo, flores, infinito y posó mi boca bajo la erupción. Tan dulce y tormenta. Tu diminuta presencia. Extraño despertar sobre las tablas. Madera antigua. Y beber cada poro, succionar el polen de la rosa. Afuera está la ciudad avanzando. En un tren subte, en un bus oruga Y bajo cada mole de acero y cemento yace la tierra. Se  asoma la vida entre las tablas del piso. En la paredes humedas Desde los muros surge un jardín. Es un concierto tu nombre. Toco tus notas, bebemos un vino. Afuera duermen los mendigos su última noche. Quizas por eso nos embriagarnos algunas noches. Y caminamos cabizbajos. Asi no duele tanto el amor.
Escultura para Laura Recorrí la casa mirando como las piedras o los troncos relucían caracolas. Aquellos fierros oxidados, los escombros metálicos eran un Leftaro, un Colin con lanzas apuntando al firmamento. Pensando en tu cara rosada recogí plumitas de gallinetas. Recogí las hojas secas y quería irte trayendo en mis pasos Sentía las manos esculpir la madera y pensaba en mis manos palpitantes en cada espacio de tu cuerpo. Mi dedo entre tus labios mis labios en el botón de tu pezón. Otro atardecer vendrás conmigo y entre las esculturas en un tronco desnudo mas allá del ojo y de la mano descubriremos el ciruelo iracundo arrastrado por el viento. Vendrás amor a buscar entre las estatuas y las esculturas de una plaza imaginaria, el origen, la piedra y el granito puro el ciruelo, el raulí, el oregón que se abrió con las manos del ar...

Alameda de las delicias.

Hileras de carpas, colchones, rostros agrios. Ebrios, perros vagos. Vagabundos perros vagos. Malolientes, cagados y meados. Restos carcomidos Estado demócrata. Tu calle la fotografía social. Alameda Bernardo O'higgins eje de la capital Santiago de Chile. En sus carpitas las sobras del modelo neoliberal. Parecen ancianos esperando su funeral.