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Ni melodías, ni palabras

Bajo el asfalto
asoman los adoquines.
Bajo estos
asoma la cal
y el arena.
Ahí
antes
hubo
floridos
arbustos,
acequias
con berros
y vegetales.
Olia a boldos,
humo
de rukas
y guano
de pajaros.
Chacras
regadas por
el Mapocho.
Ahora es pestilencia
de escapes
a petroleo,
bocinazos.
Llegaron armados
y ya no hubo
pastizales
ovejas o kiltros.
El humo
de las rukas
no inundo
de olor a leña
las llanuras.
El Huelen
ardió por los
cuatro costados.
Las asequias
transparentes
no llenaron
de lodo
el juego
de los peñis.
Despues de las
carretas
y tranvias
se rasgo
la tierra
y las vegas
se llenaron
de trenes
subterráneos.
Nos fuimos
hundiendo
metiendonos
para adentro
y mi risa nunca
mas fue de otros
y sus llantos
fueron ahogos.
Todo esto sucedio
después de adoquinar
la tierra,
de asfaltar
los adoquines.
Crecieron los rascacielos
amurallaron el rio
sellaron con hormigon
los causes transparentes.
Arrinconaron los bosques
y los miles
los millones de habitantes
nos fuimos quedando
solos.
En la soledad
del individuo
y tu con tus melodias
y yo con mis palabras
no pudimos
hacer nada.

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A que huele tu nombre

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Hileras de carpas, colchones, rostros agrios. Ebrios, perros vagos. Vagabundos perros vagos. Malolientes, cagados y meados. Restos carcomidos Estado demócrata. Tu calle la fotografía social. Alameda Bernardo O'higgins eje de la capital Santiago de Chile. En sus carpitas las sobras del modelo neoliberal. Parecen ancianos esperando su funeral.

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