Si tu nombre huele a solfeo, flores, infinito y posó mi boca bajo la erupción. Tan dulce y tormenta. Tu diminuta presencia. Extraño despertar sobre las tablas. Madera antigua. Y beber cada poro, succionar el polen de la rosa. Afuera está la ciudad avanzando. En un tren subte, en un bus oruga Y bajo cada mole de acero y cemento yace la tierra. Se asoma la vida entre las tablas del piso. En la paredes humedas Desde los muros surge un jardín. Es un concierto tu nombre. Toco tus notas, bebemos un vino. Afuera duermen los mendigos su última noche. Quizas por eso nos embriagarnos algunas noches. Y caminamos cabizbajos. Asi no duele tanto el amor.
Mis trabajos desde el año 2013 en adelante.