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Mariposa al amanecer


 
                                                                              Lleven
rosadas
 sonrisas.
A veces
un pan,
pájaros
    rondando
   el jardín.
Desnudo
 estaba
 frente
    al espejo
donde tus ojos
   jugueteaban
con los guiños
de unas  palabras.
Es dulce
   tu risa
la engullo
 entre mis
    labios.

Tan delicadas
   y transparente
las capas
de las
    mariposas.
¿ se podrá cabalgar
     en sus alas ?
sin caer
 al vacio
sin desarticular
una nervadura,
sin dolor
   en el cuerpo.
Cuando el frio
se cuela entre
 el cubrecamas.
Rodeo
 tu cuerpo
como un caracol
en tu cintura.

De fuego
abrigare
  el capullo
con un sueños
de brujas
  y duendes
verdes.
En la distancia
soy un tren
perdido
 en el horizonte.
Ahí en el anden
 esperare
    tu llegada
para estrechar
nuestros  cuerpo
como un soldado
  que regresa
  nostálgico
de ternura,
 pasión,
   de truenos.
Se acaba el agua
   de la lluvia
y cocinar
podría
  ser de flores.
Bañarnos
    en un manatial.
Entonces
pido tus alas
atadas entre
   mis hombros.
Volar contigo
a otro continente
donde el llanto
   brote al  amanecer.
Cuando
despieras
frente a frente
y nos llenemos
de amor.

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A que huele tu nombre

Si tu nombre huele a solfeo, flores, infinito y posó mi boca bajo la erupción. Tan dulce y tormenta. Tu diminuta presencia. Extraño despertar sobre las tablas. Madera antigua. Y beber cada poro, succionar el polen de la rosa. Afuera está la ciudad avanzando. En un tren subte, en un bus oruga Y bajo cada mole de acero y cemento yace la tierra. Se  asoma la vida entre las tablas del piso. En la paredes humedas Desde los muros surge un jardín. Es un concierto tu nombre. Toco tus notas, bebemos un vino. Afuera duermen los mendigos su última noche. Quizas por eso nos embriagarnos algunas noches. Y caminamos cabizbajos. Asi no duele tanto el amor.

Alameda de las delicias.

Hileras de carpas, colchones, rostros agrios. Ebrios, perros vagos. Vagabundos perros vagos. Malolientes, cagados y meados. Restos carcomidos Estado demócrata. Tu calle la fotografía social. Alameda Bernardo O'higgins eje de la capital Santiago de Chile. En sus carpitas las sobras del modelo neoliberal. Parecen ancianos esperando su funeral.

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Tan simple el amor. Dulce miel adobada de luces y sombras. No pude gritar mas fuerte tu nombre. Los silencios hieren como las corcheas en un calendario. Eras la canción preferida de mis sueños. Y llegaba a casa a lavar la rutina en una espesa lavasa. Pero convertía las flores en rojos clavelines. Aun seguirán sonrojando a los zorzales. No pude amarte mas porque  todo el amor estaba derramado en nuestra alcoba. Se escurría por cada espacio Bajo los muebles En el cubrecamas las tazas y vasos. Acaso no viste que caminaba como una oruga entre las plantas. No me viste vestido de oruga caminando como un prendedor en tu pecho. Déjame  llevar ramitas a nuestra alcoba, Haremos un nido De plumas, Recortes de primavera cinturones de estrellas Amarremos  con madreselvas y pasionarias la esperanza. Y sigamos, una  y otra ves porfiando este amor aunque me distraigan los niños jugando bajo el dintel en n